- Nombres islandeses
- El caso islandés supone un claro ejemplo de formación de apellidos patronímicos. En su interés por mantener vivo su idioma (recuérdese que ha sufrido escasos cambios con respecto al idioma hablado antiguamente por los vikingos), mantiene hoy en día la forma arcaica nórdica. Este tipo de formación de apellidos no sólo responde a intereses culturales anteriormente citados, si no también a intentar crear una sociedad igualitaria (los apellidos que no responden a este esquema son aceptados, pero considerados una excepción). Igualmente, cabe señalar que, uno de los requisitos para optar a la nacionalidad islandesa, es tener un apellido que se adapte a este patrón. De este modo, un ciudadano británico que responda al nombre de John Smith, debería "islandizar" su nombre y pasar a llamarse Jón Smith Óskarsson (por ejemplo). El modo de creación de un apellido es muy simple. En la mayoría de los casos se toma el nombre del padre, y una vez declinado en el caso genitivo, se le añade la terminación -son (para un niño) y -dóttir (para una niña). Los apellidos generados a partir del nombre de la madre son también legalmente aceptados y, en los últimos años, han adquirido una gran aceptación y uso.
Enciclopedia Universal. 2012.